En septiembre de 2019 entregué el texto final de mi libro “Hildegard von Bingen. Las estrellas extinguidas”. Los pasajes relacionados con la vida de Hildegard son la transcripción de una serie de sueños lúcidos que tuve con su figura, su vida y las personas que la rodearon. 

Uno de mis propósitos de este año era ir al monasterio de Disibodenberg para ofrendarle el libro a modo de homenaje, pero por razones pandémicas no pudo ser. A principios de septiembre me contactó una persona desconocida y maravillosa para comentarme que había leído mi libro y que le habían entrado ganas de visitar el monasterio porque casualmente vive a hora y media del lugar. 

Yo le conté que tenía planificado ir para ofrecerle el libro a Hildegard y ella se ofreció a hacerlo en mi nombre.  Dos semanas después, me contactó de nuevo para mandarme las fotos que había hecho allí y para confirmarme que había dejado el libro en la capilla del monasterio indicando que era un regalo para Hildegard.  

Ayer por fin nos conocimos virtualmente y tuvimos una conversación preciosa, en la que me contó su experiencia. Gracias Ainhoa por tu papel en esta historia que no deja de crecer y de descubrirme a gente increíble como tú por el camino.